Tras realizar una actividad física que te deja hecho polvo, y aquí también incluyo no sólo el deporte sino estar sentado ocho horas frente a un ordenador, es importante realizar estiramientos para mejorar la flexibilidad o relajar nuestro cuerpo.
Hay varias formas en que podemos hacer los estiramientos para ganar flexibilidad y nos vamos a centrar en los pasivos. En este tipo, el músculo a estirar no se contrae, de modo que el aumento de amplitud del movimiento se logra a costa de extensibilidad del vientre muscular.
Tipos de estiramientos para mejorar la flexibilidad
Tipo I – Otra persona, nosotros mismos o por acción de la gravedad realizamos la elongación del músculo. En ningún momento se produce contracción de ningún músculo de la zona a estirar. En esta imagen puedes ver como alargar los isquiotibiales con una goma y la acción de los brazos mientras que la pierna no se contrae.
Tipo II – Estiramos el músculo mediante la contracción de los músculos opuestos. Por ejemplo, estamos tumbados boca arriba, alargamos la pierna hacia el techo y tratamos de acercarla hacia nuestro cuerpo sin emplear las manos, solo con la contracción de los músculos. En esta imagen, la persona alarga los mismos músculos a la vez que hace fuerza con esa misma pierna para que se alargue.
Ventajas
Cuando alguien nos ayuda a estirar, posiblemente alcancemos un mayor alargamiento de las fibras. Pero también hay que ser más cuidadosos pues es más fácil hacer o que nos hagan daño.
Cuando son del segundo tipo, ejercemos el estiramiento por acción de los músculos opuestos lo cual va a mejorar la activación agonista-antagonista mejorando nuestro patrón de activación muscular. También será más difícil hacernos daño pues somos nosotros lo que nos estiramos.
Ulises Gil Molina
Fisioterapeuta e instructor de Pilates